Faltaban cinco minutos para las cuatro de la mañana. Juanito estaba despierto, pero acostado sobre una estera tendida sobre una cama de madera. Primero escuchó un ligero zumbido, pero enseguida el ruido fue creciendo rápidamente; todo era cuestión de segundos.
Durante ese tiempo corto, en la mente de Juanito pasaron varias preguntas: ¿Será un vehiculo? No, pues en ese tiempo era raro que en el pueblo circulara algún automotor, es más, eran las cuatro de la mañana. ¿Un avión? Tampoco era posible porque esa madrugada era como el quinto día que estaba lloviendo en forma ligera pero constante. En diferentes sitios del pueblo ya había brotes de agua por la cantidad de lluvia que había caído. En los cerros se dejaban escuchar preocupantes zumbidos por el escurrimiento de grandes cantidades de agua que bajaban de las laderas.
Juanito se incorporó sobre su cama para entender el origen del zumbido. “Pero si es por debajo de la tierra”, dijo, al mismo tiempo comenzó a sentir el fuerte temblor, primero de modo trepidatorio y luego oscilatorio. Asombrosamente Juanito vio cómo en segundos se iban abriendo espacios entre el tejado de su casa. Bajó de su cama y corrió hacia el interruptor para prender la luz y al mismo tiempo, llorando, gritaba a sus padres que estaban en otro cuarto de la casa: “mamá, papá, está temblando”. El foco ya no prendió pues en ese momento ya se habían reventado los cables de alta tensión de la CFE. Luego se dirigió a la puerta para salir antes de que se desplomara todo el edificio de la vivienda.
Al llegar a la puerta ahí se encontró con su madre, quienes intercambiaron algunas palabras que no se percibían claramente por el fuerte ruido que se producía por el temblor y por los objetos que se movían y caían por el movimiento telúrico. Pero los dos iban con la idea de abrir la puerta en la oscuridad, retiraron el madero que servía para atrancar la puerta, pero ambos se dieron cuenta que ésta estaba atorada. Los dos la jalaron con fuerza y se abrió.
Al salir, Juanito vio fuertes destellos que surcaban el cielo, luces que provenían por el rumbo del Pico de Orizaba. El niño estaba asustado y pensó que en ese momento iba a acabar todo. “Mamá, es el fin del mundo”, le dijo a su madre, abrazándola, bajo la pertinaz lluvia que estaba cayendo. Los segundos eran eternos, la desesperación de Juanito era enorme, hasta que cesó el fenómeno.
El terremoto duró cerca de un minuto. La casa de Juanito estuvo a punto de caerse. Pero el padre del niño nunca salió de la casa a pesar del fuerte temblor. Cuando Juanito preguntó a su padre por qué no se había alejado de la casa y siguió permaneciendo tranquilamente en su casa, respondió: “yo esperaba lo que Dios decidiera”.
La destrucción
Poco después, al acercarse la claridad del día, Juanito y su papá salieron a recorrer el pueblo para conocer los daños causados por el temblor que acababa de pasar. Tanto Juanito como su papá se llevaron una gran sorpresa por lo ocurrido. Vieron que habían caído varios edificios en el municipio.
Al acercarse al centro de la población se dieron cuenta que el palacio municipal estaba destruido. Esta construcción estaba ubicada casi pegada a la actual iglesia de San Juan Bautista, donde hoy se encuentra la Unidad Médica Rural. Las oficinas del palacio municipal abarcaban un área aproximada de 1,600 metros cuadrados, incluyendo la celda de la cárcel municipal. En esta destrucción quedaron enterrados todos los archivos que se tenían en el palacio municipal, pues todos los documentos importantes se echaron a perder inmediatamente bajo el escombro y el agua de la lluvia, logrando el temblor “desmemoriar” históricamente al pueblo de Rafael Delgado.
Juanito vio con tristeza que las aulas de la escuela primaria Miguel Hidalgo, su escuela, también se habían caído. El mismo daño sufrió el edificio de la Casa del Campesino que con letras grandes decía: Comisariado Ejidal. Ahora los campesinos también se quedaron sin un lugar dónde realizar sus reuniones y asambleas. Esta construcción tenía un largo de unos 35 metros y un ancho de 10 metros, con techo de teja de dos aguas, y se encontraba ubicada en donde hoy están las aulas de la Primaria Miguel Hidalgo.
Se vino abajo también parte de la torre izquierda de la iglesia de San Juan Bautista; una campana llegó a caer al suelo y otra quedó atorada en la parrilla metálica del techo del edificio. En Jalapilla también resultó dañada una torre de la iglesia de San José.
Cerca del puente principal de Rafael Delgado se encontraba un edificio viejo de mampostería, donde por muchos años funcionó como tienda de abarrotes, atendida por don David Puertos. El temblor de la madrugada también lo destruyó, en donde hubo muertos y heridos.
De igual forma, cayó también el puente principal, la única entrada y salida y paso de los habitantes de la cabecera municipal a la ciudad y al ejido del pueblo. A unos metros de ese puente, por el lado del ejido, frente al campo deportivo, se desplomó otro edificio, que era una casa-habitación. Ahí hubo dos muertos y otros resultaron heridos.
En el transcurso del día, después del temblor, hubo mucha psicosis. Algunos comentaban que los ruidos que se producían en los cerros en realidad provenían debajo de la tierra. Corría el rumor de que el movimiento telúrico se repetiría en un momento a otro. Mucha gente durmió fuera de sus casas, dañadas por el temblor, improvisando pequeñas chozas con pedazos de hules, cartón u otro material.
Estos son los principales daños que se registraron en nuestro municipio a consecuencia del fuerte temblor ocurrido la madrugada del 28 de agosto de 1973, el cual alcanzó los siete grados de la escala de Richter.
La reconstrucción
Poco después, el gobierno federal, a instancia de las autoridades estatales, destinó un fondo especial para la reconstrucción de edificios dañados por el temblor de toda la región de Orizaba. En Rafael Delgado se edificó de nuevo el palacio municipal en el año de 1974, siendo solamente de una planta. La ampliación total del mismo fue durante los trienios 1998-2000 y 2000-2004, con recursos del FAFM del ramo 033 y con los planes de las autoridades municipales en turno.
Por ese tiempo también se reedificaron las aulas escolares de la citada escuela y del puente de entrada a este poblado. La Casa del Campesino fue reconstruida con el esfuerzo de los propios ejidatarios, mediante aportaciones económicas, y algunos otros apoyos obtenidos de las autoridades agrarias estatales y federales.
Las casas particulares fueron reconstruidas con fondos públicos a través de un programa oficial denominado INDECO, pero muchas familias de este municipio se negaron aceptar el apoyo con tal de no comprometerse con algún crédito y nunca nadie les explicó con claridad que el programa ofrecía ayuda totalmente gratuita.
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Algunos señores con cierta sabiduría dijeron que las cañas anunciaban algo desagradable: temblores, hambre o movimientos revolucionarios en el país.
Al poco tiempo del anuncio se produjo el fuerte sismo de siete grados de la escala de Richter.
Otras anotaciones:
1
Al caer el puente principal, la gente del pueblo se solidarizó por la muerte de varias personas y el dolor de muchas familias.
Se organizó para cortar un álamo en la orilla del río y tenderlo para improvisar un estrecho y arriesgado puente. Ahí empezaron a pasar niños, señoras y adultos mayores.
En cierto momento por descuido cayó una joven al río quien murió ahogada en forma instantánea.
2
Al otro lado del puente vivía don Joaquín. La casa en la que habitaba se derrumbó con el terremoto y fallecieron algunos de sus familiares.
Sin pensarle mucho, salió corriendo del punto de su casa para ir a avisarle a sus padres de la desgracia.
Como sus familiares vivían al otro lado del río, en la cabecera municipal, tuvo que correr sobre la carretera para pasar sobre el puente ya destruído pero que él ignoraba.
En plena oscuridad corría con fuerza sobre el asfalto y así con mucha inercia fue a caer directamente al agua del río a una gran altura.
El afluente estaba muy crecido por la lluvia que llevaba varios días cayendo y su color era como de chocolate. A pesar de los golpes en el cuerpo y graves riesgos de enfrentar fuertes corrientes de agua en la oscuridad, Don Joaquín se salvó de morir.